NOVENA PARTE:
LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO
Si
de algo debemos tener conocimiento en nuestro caminar con Dios es acerca de la
unción del Espíritu Santo. Para entender este punto es necesario conocer que en
el Antiguo Testamento las personas que eran dedicadas a Dios; los reyes, los
profetas, sacerdotes y el sumo sacerdote, eran ungidos con aceite. También los
lugares de la morada de Dios y los utensilios sagrados eran ungidos con aceite.
Esta
unción con aceite del A.T. anticipaba otro gran ministerio del Espíritu Santo
que siglos más tarde tomaría lugar al ser derramado sobre la iglesia para:
darle vida, habitar, capacitar, sellar, unificar, santificar y fortalecer al
creyente.
La
palabra unción es bien conocida en la Biblia tanto en el Viejo como en el Nuevo
Testamento. El vocablo hebreo MASIAH como el arameo MASIHA
significa el ungido. De igual manera en español es MESIAS y en Inglés MESSIAH
y en griego es CHRISTOS, que también significa el ungido. La unción
consistía en aplicar aceite mediante derramamiento o rociamiento. Todo creyente
en Cristo ha recibido la unción debido al cumplimiento de una gran promesa
de Dios.
En
el Nuevo Testamento el vocablo CHRISTOS, se aplica al Señor Jesucristo
como un titulo. Esto lo podemos ver evidenciado en: Mateo
24:5 “Porque vendrán muchos en mi nombre diciendo: Yo soy el Cristo y a muchos
engañarán.” Es
importante señalar que esta unción se ha recibido a través del verdadero Ungido
y verdadero templo de Dios que es el mismo Señor Jesucristo.
El
Espíritu Santo no es el que realiza la unción.
El
mismo es la unción y ha venido a habitar en
el creyente para hacer su residencia permanente. I San
Juan 2:20 “Pero vosotros tenéis la unción del Santo y conocéis todas las
cosas.” Todo creyente es un sacerdote porque ha sido
limpiado y ha sido ungido con el Espíritu Santo. Este privilegio de la unción
del Espíritu Santo lo tiene todo creyente.
En
la iglesia de Jesucristo no existe una elite de gente iluminada. La gente que
enseña la Palabra no tiene otro camino que el estudio serio, sistemático y
profundo de la Palabra de Dios. La unción no estimula jamás la pereza. Todo
creyente que quiera ministrar a los santos debe interesarse en averiguar lo que
dice la Palabra de Dios.
Dentro
de su tarea como maestro, el Espíritu nos presenta a Cristo a nuestra propia
alma y hay que entender que este es el método divino para hacernos crecer. Dios
concede la habilidad de penetrar el significado espiritual de las Escrituras.
Se trata de crecer en cuanto a los tesoros de sabiduría y conocimiento que
están escondidos en Cristo.
I
Juan 2:27 “Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros,
y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os
enseña todas las cosas y es verdadera y no es mentira, según ella os ha
enseñado, permaneced en él.”
Estos
tesoros de conocimiento están escondidos en Cristo, con un propósito, de que
sean revelados. Por lo tanto el creyente tiene que profundizar en las
Escrituras. No todas las riquezas de la Palabra se encuentran en la superficie
de la lectura. Siempre, el Espíritu Santo te va a mostrar a Cristo en la
Palabra. Todo creyente que venga a la Biblia con un corazón abierto, puede
extraer la verdad inmutable de la Palabra y guardar del error que destruye el
alma.
¿Por
qué hay tantas religiones? Porque hay diferentes interpretaciones que no tienen
la unción del Espíritu Santo. Esta iluminación la hace el Espíritu Santo a cada
creyente.
II Corintios 1:21 “que el que nos ungió es
Dios”. Hizo que compartiéramos la unción. En todo
lo que el creyente hace, tiene que evidenciarse que está la
unción actuando. Ha sido Dios, primeramente quien ha establecido a los
creyentes en Cristo. Es por esta razón que Dios ha podido decir en el Salmo
105:15 “No toquéis dijo a mis ungidos ni hagáis mal a mis profetas.” Lo
mismo que en I Crónicas 10:22 “No toquéis dijo a mis
ungidos”. Cada
hombre que tiene la unción es distinguido del resto del mundo. Pero si sus
labios y su corazón no evidencian la unción y la dependencia del Espíritu Santo
su Palabra no echara raíces en los corazones. El creyente tiene que despojarse
de su suficiencia, para depender de Dios por todo el curso de su vida. Dios no
puede bendecir toda obra que se apoya en la carne ya que una mente auto
satisfecha no es nunca la mente de Cristo.
Éxodo 30:31-32 “Mi aceite de la santa unción…no será derramado sobre carne.” Dando a entender que la unción es sagrada y es para exaltar a Dios. El sacerdote ungido tiene que despojarse de toda carnalidad, de toda suficiencia personal. Recuerde todo servicio en la carne es rechazado por Dios. Dios no acepta holocaustos, ni sacrificios, ni alabanzas carnales. Si no se hace con la unción del Espíritu Santo se perdió el tiempo.
LA UNCION ES PARA TRABAJAR:
“El Espíritu de Jehová el
Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas
nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar
libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el
año de la buena voluntad de Jehová…” (Isaías 61:1,2)
El
profeta Isaías, 700 años antes de Cristo, profetizó acerca de Jesús, quien iba
a ser el que tuviera el Espíritu de Jehová sobre él y la UNCION para el trabajo
que realizaría con el hombre. Jesús mismo confirmó esto cuando él mismo lo
anunció en la sinagoga de Nazaret:
“Vino a Nazaret, donde se
había criado; y en el día de reposo entró en la sinagoga, conforme a su
costumbre, y se levantó a leer. 17 Y se le dio el libro del profeta Isaías; y
habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: 18 El Espíritu
del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los
pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar
libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los
oprimidos; 19 A predicar el año agradable del Señor. 20 Y enrollando el libro,
lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos
en él. 21 Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de
vosotros.” (Lucas 4: 16-19)
LA
UNCION ES PARA LA VICTORIA:
1 Crónicas 14:8-17 Oyendo los
filisteos que David había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los
filisteos en busca de David. Y cuando David lo oyó, salió contra ellos. 9 Y vinieron los filisteos, y
se extendieron por el valle de Refaim. 10 Entonces David consultó a Dios, diciendo:
¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová le dijo:
Sube, porque yo los entregaré en tus manos. 11 Subieron, pues, a Baal-perazim, y allí los
derrotó David. Dijo luego David: Dios rompió mis enemigos por mi mano, como se
rompen las aguas. Por esto llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim. 12 Y dejaron allí sus dioses, y
David dijo que los quemasen. 13 Y volviendo los filisteos a extenderse por el
valle, 14 David volvió a consultar a
Dios, y Dios le dijo: No subas tras ellos, sino rodéalos, para venir a ellos
por delante de las balsameras. 15 Y así que oigas venir un estruendo por las
copas de las balsameras, sal luego a la batalla, porque Dios saldrá delante de
ti y herirá el ejército de los filisteos. 16 Hizo, pues, David como Dios le mandó, y
derrotaron al ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer. 17 Y la fama de David fue
divulgada por todas aquellas tierras; y Jehová puso el temor de David sobre
todas las naciones.
Para
poder tener un buen concepto de lo que está aconteciendo en este pasaje de I
Crónicas 14:8-17 es necesario saber que los filisteos eran una fuerza poderosa.
Los filisteos tenían un buen ejército que constantemente invadía la tierra de
Judá. Ellos no tenían derecho alguno de estar en ese lugar, esta era la tierra
de Israel. Esta era la tierra que le pertenecía al pueblo de Dios, pero ellos
estaban determinados en robarse lo que Dios le había entregado al pueblo de
Israel.
En
cuanto los filisteos se enteraron que David había sido ungido como el rey,
ellos enseguida se movilizaron y atacaron. Si analizamos lo que le sucedió a
David en este instante pronto veremos que no existe mucha diferencia entre él y
muchos de nosotros. Digo esto porque sé que todos los que estamos aquí fuimos
ungidos por Dios y al acontecer esto, fuimos atacados por el enemigo.
Hermanos,
Dios en su infinita gracia y misericordia ha perdonado nuestros pecados, Él nos
ha limpiado, y Él nos ha bendecido. Pero te digo en el día de hoy que una vez
que recibimos este regalo perfecto de Dios, este regalo no merecido, el enemigo
movilizó sus fuerzas. La Palabra de Dios nos advierte esto claramente en Efesios
6:12 cuando leemos “Porque no tenemos lucha contra sangre y
carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las
tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones
celestes.”
Pero
el hecho de que recibamos la unción de Dios no significa que todo será de color
de rosa. Existen muchas personas que son rápidas en juzgar, existen muchas
personas que no tienen un buen entendimiento del verdadero significado del ser
ungido. Existen muchas personas que piensan que el ser ungido, que el obtener
la unción de Dios significa que nunca más caeremos, que nunca más seremos
atacados. Esa manera de pensar es el error más grande que se puede cometer,
digo esto porque ser ungido por Dios atrae la oposición. ¿Cómo así? Esto me
conduce al primer punto que quiero aclararles acerca de la unción.
La
Palabra de Dios nos dice en el versículo ocho: "Cuando los filisteos oyeron que David
había sido ungido rey sobre todo Israel, subieron todos los filisteos en busca
de David. Cuando David oyó esto, salió contra ellos".
Aquí vemos claramente que el ser ungido atrae la oposición, que el ser ungido
significa que seremos atacados con más frecuencia. Aquí vemos que David no fue
elegido, no fue seleccionado, David fue ungido. David fue ungido por Dios para
que fuese el rey de esta nación.
El
enemigo quiere, tal como quiso aquí con David, socavar la obra de Dios en
nuestra vida. Mateo 10:22
cuando dijo “Y
seréis aborrecidos de todos por causa de mi nombre; mas el que persevere hasta
el fin, éste será salvo.” No pensemos por un minuto
que no seremos perseguidos por el enemigo, sino más bien esperémoslo. Pero esta
misma unción que nos causa que seamos despreciados, que nos causa que seamos
perseguidos, que seamos atacados, es la misma que nos levantará a
un lugar de victoria.
1
Juan 4:4 cuando leemos “Hijitos, vosotros sois de Dios, y los
habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el
mundo.” Esto me conduce al segundo punto.
La
Palabra de Dios nos dice: "Entonces
David consultó a Dios diciendo: -¿Subiré contra los filisteos? ¿Los entregarás
en mi mano? Y Jehová le respondió: -Sube, porque los entregaré en tu mano."
Aquí existe un detalle de suma importancia, aquí existe un detalle que tenemos
que notar muy bien. Tenemos que fijarnos bien porque aquí encontramos un
ejemplo primordial del caminar en la unción de Dios.
David
no reaccionó en la carne, él no montó una ofensiva inmediata, él no atacó al
ejercito filisteo que había invadido su reino, él "consultó a Dios".
El oró para que fuera Dios quien le guiara a través de esta prueba, para que
fuera Dios quien le guiara a través de este ataque. En medio de la oposición,
en medio de la emergencia, David acudió a Dios. Cuando aprendemos a caminar en
la unción, la unción nos dirige a lo que tenemos que hacer. David no se presentó
ante Dios con un plan de ataque predeterminado, no le presentó una estrategia
de cómo iba a atacar al enemigo.
David
le preguntó lo que debía hacer. Esto es algo que muchos no hacemos. La mayoría
de nosotros cuando nos enfrentarnos a un problema o dificultad, si consultamos
a Dios (algo que en muchas ocasiones no hacemos) lo hacemos normalmente con un
plan o estrategia en mente. En otras palabras, reaccionamos al problema tomando
una determinación y luego le pedimos a Dios consejo y bendición.
Luego
le pedimos que nos guíe a través de una situación que en la mayoría de los casos
nosotros mismos hemos agravado. Pero este no fue el caso de David, el oró y
Dios respondió. David no quería que fuese su voluntad, él no quería que fuesen
sus planes, él quería que fuese Dios quien lo guiara y dirigiera en todo
momento. David no le presentó un plan de ataque a Dios, él le pidió un plan de
ataque a Dios. Él oró y Dios le respondió, él oró y Dios le guió, él oró y Dios
le entrego el plan de ataque a seguir. Esto me conduce al tercer punto.
La
Palabra de Dios nos dice: "Subieron
a Baal-perazim, y allí los derrotó David. Entonces dijo David: -¡Dios ha
irrumpido contra mis enemigos por mi mano, como irrumpen las aguas! Por eso
llamaron el nombre de aquel lugar Baal-perazim."
Quiero que noten bien el plan que Dios le dio, porque es algo que todos debemos
aprender. Aquí es que vemos el poder de la unción manifestado; como pudimos
ver, los filisteos comenzaron su ataque en el valle de Refaím. Pero fíjense
bien que Dios no guió a David a donde había sido el ataque, Dios le guió a un
lugar completamente diferente.
Si
David se hubiese dejado guiar por los primeros instintos, si hubiese actuado
como muchos de nosotros hacemos cuando reaccionamos a los problemas, quizás las
cosas no hubiesen acontecido igual. Pero David le pidió a Dios el plan de ataque,
él confió en Dios, y Dios le guió al lugar donde recibiría la victoria. El
ataque comenzó en Refaím pero Dios le guió a Baal-perazim y en ese lugar le
entregó la victoria. Si no nos dejamos guiar, si no permitimos que la unción de
Dios nos conduzca a través de nuestras batallas, entonces estamos haciendo las
cosas fuera de la voluntad de Dios.
Isaías 55:8-9 cuando leemos “Porque mis
pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos,
dijo Jehová. 9 Como son más altos los cielos que la tierra, así son
mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros
pensamientos.” Dios sabía dónde estaría el enemigo de David,
Él sabía el lugar exacto donde David podría derrotarles. Igualmente con
nosotros. Cuando caminamos en la unción de Dios, cuando nos dejemos guiar por
el Espíritu Santo que mora en nosotros, Dios nos guiará al
lugar de victoria. Dios nos guiará al
lugar exacto donde podremos obtener la victoria sobre cualquier situación o
dificultad.
En
la unción que nos movemos en el día de hoy no es necesariamente la misma que
necesitaremos mañana, y es por eso que necesitamos unción fresca. Fíjense bien
lo que aconteció; "Los
filisteos volvieron a extenderse por el valle. 14 Entonces David
volvió a consultar a Dios, y Dios le dijo: -No subas tras ellos, sino rodéalos
y alcánzalos frente a los árboles de bálsamo. 15 Y sucederá que
cuando escuches el sonido de una marcha en las copas de los árboles, sal a la
batalla; porque Dios saldrá delante de ti para derrotar al ejército de los
filisteos. 16 David hizo como Dios le había mandado, y derrotaron al
ejército de los filisteos desde Gabaón hasta Gezer".
Ellos
fueron derrotados una vez, pero no aprendieron su lección. Igual sucede con
nosotros. Podemos ganar una batalla, pero el enemigo no se dará por vencido, el
enemigo continuará con sus ataques. David volvió a orar y Dios le volvió a
guiar. Dios derramó de su santa unción nuevamente sobre su ungido. Unción
fresca para una batalla nueva. Necesitamos recibir unción fresca de Dios en
todo momento. Necesitamos unción fresca para poder enfrentarnos al enemigo,
para poder derrotarle en toda situación. Dios quiere derramar de Su santa
unción sobre nosotros para que podamos movernos en contra de toda oposición en
nuestra vida, y nuestra familia. Dios quiere derramar unción sobre nosotros,
pero tal como David, tenemos que estar atentos para recibirla.
Para
concluir. Dios quiere ungirte en el día de hoy, Dios
quiere derramar su unción sobre cada uno de nosotros. Dios quiere guiarnos
hacia el lugar de victoria. La unción de Dios le entregó la victoria a David, y
nos entrega la victoria a nosotros. Cuando caminamos en la unción de Dios no
existe problema que no podamos solucionar, no existe batalla que no podamos
ganar, no existe territorio que no podamos conquistar.
Al
inicio les pregunté si sabían porque oraba pidiéndole a Dios que derramara
unción fresca sobre ustedes, hermanos la razón es porque la unción de Dios es
capaz de romper todo yugo y capaz de quitar toda carga. Fíjense bien como dice Isaías
10:27 “Acontecerá en aquel tiempo que su carga será quitada de tu hombro, y
su yugo de tu cerviz, y el yugo se pudrirá a causa de la unción.” La
unción de Dios quebrantará
todo plan del enemigo. Deje que Dios le guie, El le llevará a lugares que usted
nunca soñó.
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