Wednesday, October 10, 2012

EL ESPIRITU SANTO REGENERA AL PECADOR QUE CREE (PARTE 6)



SERIE: CONOCIENDO A LA PERSONA DEL ESPÍRITU SANTO
Sexta Parte:
EL ESPIRITU SANTO REGENERA AL PECADOR QUE CREE
El estudio de los principales ministerios del Espíritu Santo quedaría incompleto si no abarcara el concepto de regeneración. Este concepto define el más importante acontecimiento que debe registrarse en la vida espiritual de todo hombre, si es que se desea recibir las bendiciones que surgen de la cruz de Jesucristo.
La regeneración implica un nuevo nacimiento para el hombre, como lo fue para Nicodemo, el primer hombre que escuchó esta verdad de labios de Jesús. Lo primero que debemos tener claro es: ¿Porque tiene que ser regenerado el hombre? Génesis 6:5 “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos eran de continuo solamente el mal”.
Este pasaje de Génesis 6:5 destaca la inclinación del hombre hacia el mal. La regeneración ha venido a ser absolutamente necesaria en razón de la depravación moral del hombre. La ausencia de comunión espiritual con Dios que el hombre originalmente tenía, le ha dejado la mente impotente espiritual y moralmente. El hombre sin Cristo se halla en un estado de ruina.
Si el hombre no es regenerado por la obra del Espíritu Santo, permanece ante Dios en un estado de condenación. El hombre inconverso no conoce las cosas que son del Espíritu de Dios.
I Corintios 2:14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (15) En cambio el espiritual juzga todas las cosas pero él no es juzgado de nadie”.       
El hombre fue creado a la imagen de Dios y le fue dada la tarea de dominar sobre el mundo para glorificar a Dios. El hombre pecó, cayó de su estado inicial de santidad e inocencia y se corrompieron todas sus facultades, su intelecto quedo oscurecido y su voluntad debilitada. Lo que ocurrió fue un desastre espiritual de inmensas proporciones. En otras palabras, el pecado ha invadido todo su ser, en el sentido de que ninguna esfera de la interioridad del ser humano ha quedado libre de la influencia del pecado. Por eso somos tan susceptibles a pecar.
El hombre es un ser que carece del esplendor que al principio fue impreso en su alma. Fue hecho a la imagen de Dios y ahora necesita ser regenerado por el Espíritu Santo. Es aquí donde brilla la gloria del mensaje de Jesucristo. ¿Qué hace la regeneración? Ilumina el pensamiento, purifica al hombre y fortalece su voluntad, para que el hombre viva para Dios nuevamente.
Tito 3:5-6 “Nos salvó no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador.”  
Este pasaje nos enseña que regenerar consiste en dar una nueva vida. Lo que el pecador necesita no es una religión nueva sino un corazón nuevo. Dios inicia su obra desde el interior del hombre. Implanta algo en el corazón del pecador que confía en Cristo para ser salvo. Este algo es un principio espiritual, es un principio de vida que antes no existía y que viene de Dios. Este principio obra en el hombre, lo regenera, creando su nueva personalidad espiritual.
La regeneración se produce una sola vez en la vida y ocurre a través de la Palabra de Dios, cuando el hombre confía en la salvación de nuestro Señor Jesucristo. El Espíritu Santo despierta al alma a la realidad de su condición ante Dios. La regeneración es la base de todas las demás bendiciones que Dios quiere derramar sobre un pecador. A partir de allí: “el hombre interior se renueva de día en día.” II Corintios 4:16    
Colosenses 3:10 lo describe al nuevo hombre como el que conforme a la imagen del que lo creó, se va renovando hasta el conocimiento pleno. La renovación consiste en un acto continuado de Dios como dador y sustentador de la vida. 
San Juan 1:12-13 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.”
Una de las características de la regeneración es que no se produce por herencia, no se transmite de padres a hijos. “A todos los que le recibieron” implica que uno a uno recibieron a Cristo. El agente de la regeneración es el Espíritu Santo. 
En este texto se destacan tres puntos principales:
1-    Dios – a los hombres les es concedido recibir por la fe el don de Dios.
2-    Potestad – No se habla aquí de poder, sino de “estatus” de condición. Hay un cambio de estatus de muerte a vida.
3-    Hijos – Los hombres son hijos en un sentido pleno, cuando responden en fe a lo que Dios ha hecho por ellos.
San Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.” Al hombre hay que crearlo de nuevo, y es Dios el único que puede hacerlo. La vida que Nicodemo buscaba solo viene de lo alto. Del Espíritu y no de la carne. Uno debe ser engendrado por Dios y no por la carne. Cuando habla de agua se refiere a otra manera de nacer del Espíritu. El agua simboliza la Palabra de Dios, que aplicada al alma la purifica y al don del Espíritu Santo que santifica.  
El Espíritu Santo obra a través de la Palabra y nunca fuera de ella. El Espíritu aplica la verdad de las Escrituras que revelan a Cristo y que recibidas por la fe, limpian al pecador. El Espíritu Santo puede valerse de muchos medios para conducir un alma hacia Cristo. Puede usar el testimonio personal de algún creyente, en otras ocasiones puede utilizar el mensaje de escrito y las predicaciones en las congregaciones. No todas las experiencias son iguales.
La semilla de la Palabra al ser recibida por la fe, se vivifica por el Espíritu Santo, dando lugar a la nueva naturaleza del que es engendrado por Dios. La verdad de Dios se va quedando grabada en el corazón del regenerado y este sentirá convicción de pecado y le asegura el perdón.  
Continúa…

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